me pinta el bajón, pero yo a él no lo puedo pintar.
Voy casi sin rumbo, con los ojos cerrados,
pero ya no tengo miedo a chocar
ni me importa si es el camino equivocado
a última hora, siempre se puede cambiar
hacia adelante no puedo ver nada,
para atrás no quiero ni mirar.
El problema es simple
en esos días de frío suelo detenerme
y me pongo a espiar
ya no confío en lo que tengo en frente
puede ser un espejismo,
de un golpe se puede borrar
y espiando hacia atrás
sólo siento envidia
de la vieja yo que era tan feliz,
que soñaba
de a par.
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