sábado, 18 de julio de 2015

roto

Me he quemado las manos 
tratando de descubrir 
qué magia te habría traído a mis orillas. 
Me he lastimado los pies 
buscando el camino 
que lleva a la puerta principal de tu hogar.
Me he quedado dormida 
imaginando un futuro a tu lado 
y ahora no puedo dormir, 
planificando lo que será vivir sin ti.

Hemos caído tantas veces,
y sin embargo,
sólo fui conciente de nuestro inevitable final 
en el momento en que la tercer cuerda de tu guitarra 
se rompió.

Y entonces me resigné
al constante círculo de la vida:
todo lo bello algún día acaba
y hay que empezar de nuevo,
hasta la llegada de otra cosa aún más bella.
Y en el medio el yo,
y al final
y al principio,
sin importar el orden,
continúo buscando
ser 
cada 
día 
más 
feliz.